“Mi padre solía decir: “lo que se recuerda, vive”. Quizá pasé demasiado tiempo de mi vida… solo recordando”
-Fern, Nomadland (2020)
Fern (Interpretada por la actriz Frances McDormand), es una mujer de alrededor 60 años, que después de perderlo todo durante la recesión del 2008 en Estados Unidos, decide emprender una nueva búsqueda, hacia un nuevo lugar que le de paz y otra mirada a su vida. Su motivación al emprender un viaje por las carreteras abiertas significaba también la esperanza de encontrar un hogar, ese que también se había desvanecido tras la muerte de su esposo. Ella es la protagonista de Nomadland (2020), que está basada en el libro “Nomadland: Surviving America in the Twenty-First Century” escrito por Jessica Bruder y que fue adaptado al cine por Chloé Zhao, que a su vez es la directora, coproductora y montajista.
Este filme que tiene la apariencia de un “falso documental” se detiene paso a paso en la vida diaria de Fern. Su directora eligió retratar los sucesos de manera pausada y deteniéndose en detalles tan cotidianos como dormir, comer o entrar al baño. La belleza aparece tras los gestos de las personas que Fern encuentra en el camino y también tras ese lado solitario por el que todos los nómadas pasan. El encuentro con esa sociedad que era desconocida para ella, se vuelve su mecanismo de defensa y de sanación interior, tanto así, que tímidamente vuelve a sentir un poco de lo que es soltar carcajadas espontáneas con alguien. Aparece de pronto un compañero que es agradable y a la vez un poco torpe, pero, ambos se permiten sentir la pureza de estar atraídos por el otro. Fern sabe que él y todos los que hacen parte de su recorrido, de alguna u otra manera, son “temporales” con la pequeña posibilidad de un reencuentro. La directora Chloé Zhao lo explicaría mejor en una entrevista: “es la búsqueda interminable de lo que está más allá del horizonte. Traté de captar un vistazo en esta película, sabiendo que no es posible describir verdaderamente el camino estadounidense a otra persona. Uno tiene que descubrirlo por sí mismo ".
¿Qué hay tras ese atardecer desnudo que palpa Fern todos los días? Es quizá, esa luz que le demuestra que allá pueden estar las personas que amó, es ese sentir sin tocar, ese ver sin mirar; es la certeza de saber que están en ese sol escondido. Ese es, ahora, su nueva brújula, una dirección imposible de alcanzar, que mantiene su distancia con esos que lo anhelan. Los planos del cielo combinados con la música del compositor Ludovico Einaudi crean una atmósfera de plenitud. Hermosa lejanía perfecta.
La película nunca tiene un punto de giro negativo o pesimista, en donde aparezca la violencia, el hurto o las dificultades asociadas a este tipo de vida. Quizá secretamente lo esperamos mientras la vemos, pero Chloé Zhao ha sentido una enorme compasión por sus personajes, la mayoría de los cuales se interpretan a sí mismos. Nomadland no necesita de estos “adornos” dramáticos negativos. Su propósito –que a algunos puede parecer ingenuo- es ensalzar la esencia de la humanidad, esa que no es egoísta, esa que acoge, esa que huele a hogar.
-Mi madre dijo que eres una “sin hogar”. ¿Es cierto?
-No, no soy una “sin hogar”. Simplemente soy… una “sin casa”
-No es lo mismo, ¿verdad?
-No.
Les comparto el tráiler:
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©Ingrid Úsuga
Crítica de cine y nadadora artística profesional
Me gustó tu reseña, aunque pudiste entrar un poco más en la fotografía de esos grandes planos generales en los que se mueven constantemente el personaje y sus amigos o encuentros ocasionales. Son los escenarios bellos y tristes, los desiertos y las nieves de los grandes espacios en los que se mueve esa gente en movimiento. Y son un canto de cisne al tema subyacente de la trama: EEUU como un país en un lento declive hacia la muerte del sueño americano. Hay una fina ironía en que la directora del film, que sutil y poéticamente hizo mención a ese tema en alguna entrevista, sea una estadounidense de asce…