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Foto del escritorIngrid Usuga

La nobleza de la autodeterminación: ¿Qué dirá la gente?, de Iram Haq.

La nobleza de la autodeterminación


"En tiempos difíciles la familia es buena. Y déjame decirte, después de esta boda todos dejarán de hablar”

-Tío de Nisha

Un beso, una caricia, una mirada, la piel desnuda. El deseo y la pasión. Todavía esas son sensaciones que se consideran como prohibidas o pecaminosas en muchas culturas tradicionales, en especial para las mujeres. Esas culturas no creen que exista algo más importante que el honor que un hijo puede darle a su familia y dónde tiene mucho peso lo que significa tener un buen nombre, que es traducido a tener dignidad. Qué dirá la gente (Hva vil folk si, 2017), es el segundo largometraje de la directora, actriz y guionista Iram Haq, nacida en Noruega, pero de padres pakistaníes. En una entrevista que concedió, Haq contó que esta película era autobiográfica y que se inspiraba en el secuestro que tuvo en Pakistán por parte de su familia a los 14 años, para que no olvidara su cultura y las normas que debía cumplir.


Nisha, es la adolescente protagonista que vive y ha sido criada en el mundo occidental, en Noruega, donde la libertad de las personas en general -no solo de las mujeres-, es un valor incuestionable con el que cada uno nace; pero, sus padres son de Pakistán y su empatía a esa cultura es prácticamente nula. Nisha es encontrada por su padre con un chico en su habitación, entonces inmediatamente decide castigarla y reprenderla, la golpea y la envía a Pakistán para que aprenda a arrepentirse de por vida de toda la vergüenza y deshonra que le causó a su familia con esa situación comprometedora.

Estar en un mundo en el que vale más lo que digan los demás, estar en una cultura donde los pocos extranjeros que hay no se logran adaptar y tampoco tienen la voluntad de hacerlo. El padre de Haq, le confesó a su hija el miedo que tenía inicialmente de vivir en Europa; además, es una realidad que esto siga sucediendo, en donde chicas jóvenes son devueltas a Pakistán para reprenderlas, por abusar de “su libertad”, para hacerlas sentir que no pueden seguir el camino “del mal”.

Esta película, a mi parecer, tiene una gran carga dramática en la que la protagonista en todo momento tenía obstáculos que debía superar pasivamente. Se nota que la directora eligió darles mucho respeto y dignidad a sus personajes. En los que no hubo mucha violencia, ni palabras soeces; sino que concentró toda la carga emocional en el abuso psicológico por el que tuvo que pasar Nisha con las reprimendas de su padre y de toda su familia (violencia que al final puede generar más dolor que un golpe). Además, Nisha aprenderá a cuestionar y a diferenciar qué tiene más peso, si la lealtad a su familia (a la cultura de sus padres) o a la lealtad consigo misma, esa que había aprendido en una cultura diferente, en la que ella ya había tomado como propia.


Tanto para Nisha como para la directora, esa vida y cultura egoísta y machista con las mujeres les enseñó que el camino a la liberación era el coraje de ser capaces de tomar la decisión de poner por encima sus valores propios a los de cualquier otro, así sea su propio padre, aunque ella entendiera sus motivos... Era su vida la que estaba en juego y no iba a permitir traicionarse a sí misma.


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©Ingrid Úsuga

Crítica de cine y nadadora artística profesional

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